Wednesday, February 07, 2007

Carta abierta

Hola, sé que estas ocupado. No te quitare mucho tiempo después de todo yo ya había prometido cortar el listón que te sujetaba a mi tobillo derecho, pero jamás creí que pudieras olvidar mi cumpleaños, ese único día donde llamabas y tu versión del pitufo bromista me anunciaba "una sorprecita". No te preocupes yo sé que no soy el centro del universo y mucho menos en el tuyo. No me siento ofendida, sentida, ni molesta, es sólo que estaba tan acostumbrada a tu llamada que me extraño no recibirla, era como esperar el atardecer; implacable siempre éste llega. Siempre pensé que faltarías a ese ritual si te fuera completamente imposible hacerlo, prefiero pensar que fue un olvido antes de pensar que sucede algo malo en tu vida, aunque de todas maneras eso nunca lo sabre. Mando un beso al cielo para que llegue hasta donde estes.

Con recuerdos y sin recelos
La princesa sin castillo

1 comment:

Necio Hutopo said...

Las ausencias, lamentablemente, también nos marcan el paso de la experiencia... Por ello, precisamente por ello, es que nos duelen (sin recelos, sin reclamos, pero nos duelen) y es por ello, precisamente por ello, que también las ausencias celebramos