Wednesday, September 29, 2010

El vendedor de alegrías

Espero en una esquina a que el semáforo cambie de color y pueda cruzar la calle, entonces lo veo. Esta sentado un sucio escalón. Sus rasgos son indígenas. Su ropa es sencilla, esta sucia, se nota que la ha usado ya varios días. Vende alegrías, las anuncia con un voz baja, pronuncia con marcado acento que hace saber que su lengua materna no es el castellano, posee un tono lastimero y extiende una pieza a los transeúntes que pasan frente a él; lo ignoran.

Es joven no tiene más de 30. Forma parte de los miles de indígenas que cada año migran a la ciudad en busca de ingresos huyendo de un campo que no produce, de comunidades marginadas, del hambre y de la desolación. Pienso en comprarle una, por qué no. Me doy cuenta de que no tengo ni una moneda, salí sin nada.

El semáforo cambia, cruzo la calle y paso frente a él. No lo miro, lo ignoro como los demás. Él no me ignora, al pasar frente a él sesea y pronuncia “Esa güera sabrosa, con esas…” ya no escucho más.

1 comment:

Necio Hutopo said...

No escuchas más?

NO ESCUCHAS MÁS?

Exijo saber qué eran "esas" y qué pretendía hacer con ellas... Digo, por si me da alguna idea...